La UVic-UCC, BETA y Science for Ukraine son ejemplos inspiradores de solidaridad e innovación en un mundo rural en plena transformación

Por Manuel Szapiro, director de la Representación de la Comisión Europea en Barcelona

«Las zonas rurales son el tejido de nuestra sociedad y el latido de la economía», afirmó la presidenta Von der Leyen en la presentación en diciembre del Plan de Acción Rural de la Unión Europea. La Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya es un ejemplo paradigmático y pedagógico de ello. Situada en el centro de Cataluña, esta universidad es joven pero tiene una larga tradición y una mirada audaz hacia el futuro, con una población estudiantil muy internacional. He tenido la oportunidad de visitarla de la mano de su rector, Josep Eladi Baños, y el vicerrector de Investigación y Transferencia de Conocimiento, Jordi Collet. En este centro he encontrado una comunidad comprometida y vibrante que ha tejido en pocas décadas un ecosistema educativo, económico y de innovación que puede servir de referencia, muy arraigado a las necesidades y retos del territorio y de la sociedad en general.

El mejor ejemplo, la respuesta inspiradora del equipo del Centro Tecnológico BETA, una entidad de la UVic nacida en 2014 para impulsar la investigación en el campo de las tecnologías ambientales y la bioeconomía. Sus responsables, el director, Sergio Ponsá; la subdirectora, Laia Llenas; y el director de Comunicación y Relaciones Institucionales, Albert Palou, nos explicaron cómo al estallar la guerra en Ucrania dedicaron su tiempo, energía y recursos para ayudar a las personas de ese país. En Vic nació Science for Ukraine, una iniciativa y una red ahora muy extensa para ofrecer oportunidades específicas a investigadores y estudiantes ucranianos para que puedan huir del conflicto al tiempo que siguen trabajando en sus campos profesionales. La propuesta fue gratamente acogida y cuenta ya con la participación activa de más de ochenta centros educativos y de investigación de toda Europa y el mundo. Los participantes en esta iniciativa, que va en la línea de iniciativas europeas como ERA4Ukraine, se han volcado para ayudar a las personas que han visto truncadas su vida y su carrera. Desde su puesta en marcha, esta plataforma ha conseguido reunir dos mil oportunidades laborales que ayudarán a los ciudadanos ucranianos a seguir adelante y poder contribuir a la reconstrucción de su país.

Durante la visita he podido conocer el testigo conmovedor de ocho investigadores ucranianos –siete mujeres y un hombre– y parte de sus familias. En Vic han encontrado un refugio que, además de garantizar su seguridad, les permite seguir trabajando en los campos a los que habían dedicado sus vidas hasta que el 24 de febrero comenzó la invasión rusa de Ucrania. Ha sido emocionante ver en primera persona un espacio como este liderado por personas comprometidas que han buscado y buscan recursos para ofrecer estas oportunidades a más gente; una iniciativa que ejemplifica los valores fundacionales en acción de solidaridad y hermandad de la Unión Europea.

Una referencia de innovación y sostenibilidad en el ámbito rural

Las zonas rurales, como dice la presidenta de la Comisión, son regiones vitales para el tejido en el que se construye la Unión Europea. Es por ello que la Comisión Europea ha presentado recientemente un plan de acción con medidas para garantizar unas zonas rurales interconectadas, resilientes y prósperas a más tardar en 2040.

En este contexto, la UVic tiene un papel clave en el fomento de la investigación, la innovación y la vida rural, así como para dar respuesta a problemáticas específicas de este ámbito como la despoblación, la contaminación, la transición energética y la sostenibilidad ambiental y económica.

La universidad aporta a la comarca de Osona más de un 2,3 % de su PIB, atrae talento de todas partes (cuenta con un gran número de estudiantes internacionales) y, además, crea un ecosistema que ofrece oportunidades laborales de alto valor añadido para los ciudadanos del entorno, que pueden permanecer aquí en lugar de trasladarse a grandes metrópolis.

Además, gracias a entidades como el Centro Tecnológico BETA, esta universidad es capaz de dar respuestas punteras a estos retos. Durante la visita, me ha congratulado conocer líneas de investigación para mejorar el tratamiento de los residuos derivados de la ganadería con el fin de elaborar abonos que, por un lado, hagan frente a la contaminación del suelo que afecta a la zona y, por otro, contribuyan a la autosuficiencia del sector agrícola europeo en la producción de fertilizantes. Iniciativas como esta son muy interesantes para hacer que Europa sea capaz de adaptarse a futuros choques exógenos y sea más resiliente ante futuras crisis. Estoy seguro de que BETA, que participa en un gran número de proyectos europeos de programas como Horizonte Europa o Interreg, entre otros, seguirá contribuyendo a la creación de nuevos modelos de negocio adaptados a las necesidades de las zonas rurales, que diversifiquen las fuentes de ingresos y que garanticen una cadena alimentaria sostenible y segura. Estoy convencido asimismo de que la Universitat de Vic y el Centro Tecnológico BETA serán clave, gracias a los conocimientos extraídos de su investigación líder, para la mejora de nuestras políticas y gobernanza europeas, para hacer nuestra legislación más adaptada al futuro, y de que trabajaremos y afrontaremos estos retos juntos.

Galería de imágenes