Ponemos la harina, la mantequilla, el azúcar lustre, la vainilla y 5 g de sal en una amasadora y lo trabajamos para repartir bien la mantequilla por toda la harina.
Añadimos la yema, lo trabajamos unos minutos y lo enfriamos en la nevera.
Cuando esté bien frío y reposado lo estiramos con la ayuda de un rodillo y papel sulfurizado para obtener una lámina de 3 mm de grosor.
Reservamos en frío y, cuando ya esté suficientemente duro y se pueda trabajar, forramos moldes de pastel de 8 cm de diámetro y 2 cm de alto.
Los metemos al horno 20 minutos a 155 °C.